¿Tenemos que dejar de leer distopías?

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Te sorprenderá que una fan de libros distópicos como yo haga un artículo sobre este tema. Si no me conoces o no sabes lo que son las distopías, empieza, por favor, leyendo este artículo qué es distopía. Y ahora, déjame explicarte por qué analizo la saturación que existe frente a los libros distópicos. Este artículo de reflexión no analiza ningún libro en particular, pero sí voy a hablar de utopía, de la tendencia hopepunk y de la trama “el viaje del héroe”. Vamos paso a paso.

¿Estamos saturados de distopías?

Desde el confinamiento de marzo 2020 cientos de miles de personas descubrieron el significado de la palabra distopía. Se trata de lo opuesto a la utopía (una sociedad ideal), la distopía representa entonces un mundo hostil, negativo y con problemas. En diversos artículos de prensa se decía que con la pandemia y los confinamientos mundiales estábamos viviendo una distopía.

Confinamiento y distopía

Teniendo en cuenta la realidad que vivimos, entiendo que mucha gente se sature leyendo libros distópicos. A mí me ha pasado solo escuchando las noticias… y luego he variado mis lecturas, series y películas, haciendo otras actividades y reduciendo al mínimo necesario la prensa sobre el covid. Con la lectura de la distopía: El ensayo sobre la ceguera llegué a mi límite de saturación máxima ya que se trataba también de la historia de una epidemia. Por lo que no creo que estemos hartos de leer distopías sino más bien tenemos una saturación del cúmulo de ficción distópica y de la realidad que nos rodea.

Hay quien dice que la ficción y la realidad andan de la mano. Y es cierto que la ciencia ficción (CF, de aquí en adelante) ha orientado mucho el desarrollo científico y tecnológico de los últimos años. Al mismo tiempo los libros de CF se inspiran de los últimos descubrimientos científicos. Por ejemplo: Un mundo feliz se inspiró en la investigación sobre la procreación artificial de su tiempo, el hermano de Aldous Huxley trabajaba en ese sector.

Existe pues una creciente preocupación en el aumento del numéro de escritores de CF que imaginan escenarios fatalistas y mundos hostiles. Y en el aumento de series, juegos de ordenador y libros distópicos.

Un psicólogo (que quizás lea mi artículo y se reconozca) me habló hace unos meses de la indefensión aprendida. Es un proceso psicológico en el que el humano o animal ha aprendido a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no tener la capacidad de hacer nada por evitar un sufrimiento. El sujeto no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar su situación. Me explicó que tanta lectura sobre distopías y libros apocalípticos podían conseguir llevarnos a ese estado de pasividad, de indefensión aprendida, donde nuestro cerebro satura y piensa que no podemos hacer nada para cambiar lo que está ocurriendo.

En conclusión, el verdadero problema es que nuestro cerebro llegue, tras la saturación de ficción y realidad, a ese estado de aceptación pasiva sin darnos cuenta.


¿Qué solución tenemos? ¿Dejar de leer / jugar / ver distopías?

Una vez identificado el problema, mi cabecita inquieta se puso a trabajar y analicé cuatro soluciones de las que oigo hablar mucho entre los escritores de ciencia ficción, y que permitirían seguir leyendo ciencia ficción sin caer en la pasividad de la indefensión aprendida:  

1. Elegir libros esperanzadores gracias a la clasificación «Hopepunk«

Por si no conoces el “hopepunk”, se trata de un término creado por Alexandra Rowland en 2017 para identificar historias del género fantástico en contraposición de lo que se denomina grimdark (fantasía oscura y desalentadora). Hoy se utiliza también en otros géneros literarios, como la ciencia ficción y las distopías. Es una clasificación polémica porque hay quien lo confunde con subgéneros “punk” que definen una ambientación: por ejemplo, cyberpunk (del que hablé en otro artículo) o que definen una época: steampunk. Pero sus defensores explican que se trata más bien de identificar historias dentro de la ciencia ficción y fantasía, incluso en un mundo distópico, donde los héroes luchan con esperanza por un ideal.

dejar de leer distopías: hopepunk

En los libros distópicos muchas historias tienen héroes que luchan por un ideal, pero ¿pueden ser clasificados hopepunk a pesar de que terminen mal? ¿O necesitamos forzosamente que terminen bien para que nos transmitan esperanza? Todos los ejemplos que encuentro de distopías “hopepunk” tienen un final feliz (por eso no cito ninguna). Y es cierto que entre las distopías no encontramos muchos ejemplos inspiradores que nos den esperanza, son libros para abrirnos los ojos frente a nuestra realidad y buscan crear un malestar en nosotros. Muchas distopías (que no citaré tampoco para no hacer spoilers) tienen finales tristes, negativos… Sin entrar en títulos, basta con ver varios capítulos de la serie Black Mirror para entender el malestar del que hablo.

Para mí, el hopepunk no puede ser una ayuda frente al problema de saturación de distopías si solo se limita a clasificar los libros distópicos con una lucha esperanzada por un ideal, necesitan añadir la identificación de las distopías que acaban bien y que crearán menos malestar en el lector.

Y si en realidad el hopepunk trata de eso, lo siento, no soy fan de una clasificación que me hace spoiler del final. 😉

2. Reemplazar la lectura de distopías por utopías

He encontrado bastante documentación sobre las utopías en mi búsqueda por una solución. Recuerda que la distopía surge como oposición a la utopía, “a cualquier idea o plan muy halagüeño o muy bueno, pero irrealizable” (definición del diccionario María Moliner, 2016). Pero, ¿por qué los escritores se orientaron por las distopías y dejaron de lado las utopías? ¿Es el momento de volver a leer utopías?

dejar de leer distopías: utopías

La que se considera como la primera distopía, “Nosotros” del escritor ruso Zamiatin, fue escrita alrededor de 1920 y criticaba los mundos idílicos que la Rusia soviética o la industrializada Inglaterra vendían. La distopía surgió para que nos diéramos cuenta de que no vivíamos en una utopía. Como dije antes, consiste principalmente en hacernos abrir los ojos sobre nuestra realidad. Y al hacer ese descubrimiento empezamos a ver el lado negativo de un supuesto mundo perfecto (utópico).

¿Cómo creer de nuevo en las utopías después de descubrir los horrores del comunismo Stalinista y del fascismo Hitleriano, movimientos que habían sido tan idealizados por sus seguidores? Nadie podía/quería creer en ideales irrealistas, ya que los valores de origen siempre eran corrompidos por el poder. Tuvo que surgir otro tipo de literatura de denuncia: la distopía (la anti-utopía) para abrir los ojos sobre la realidad.

La historia del mundo nos ha probado que no había ningún sistema sin aristas. Al día de hoy no conseguimos encontrar una solución que mantenga un bienestar social, erradique las desigualdades y otros problemas sociales, solvente las diferencias económicas y remedie al problema medioambiental. Todo parece antagonista. ¿Existe una utopía posible? ¿realista?

Entonces, si necesitamos recuperar la esperanza para cambiar nuestra realidad deberíamos construir y creer en un futuro realizable, y no en una utopía inexistente.

Y si es un futuro creíble, lo siento, ya no se llama utopía 😉

3. Que las distopías sean épicas gracias a «el viaje del héroe»

Durante mi documentación para este artículo vi que mucha gente lo que busca en realidad son historias basadas en el viaje del héroe. Tanto los fans de hopepunk como de utopías quieren simplemente historias épicas de superación, de lucha hacia un futuro mejor (que no ideal). Bastarían entonces pequeñas victorias para sentirse realizado, como si nuestra vida fuera el primer tomo de la saga del Señor de los Anillos.

Por si no conoces «el viaje del héroe», es una técnica narrativa que se encuentra en muchísimos libros e historias, y no solo en libros de aventuras. El que lo analiza muy bien es Joseph Campbell en el libro «El héroe de las mil caras» publicado en 1949.

distopías y el viaje del héroe

El patrón del viaje del héroe se basa en la mitología, es común a muchas culturas y se puede resumir en cinco grandes etapas:

  • La llamada a la aventura, que el héroe debe aceptar o declinar
  • El camino sembrado de pruebas, donde el héroe tiene éxito o fracasa
  • La culminación del objetivo o la obtención del tesoro, que le aporta en general un mejor conocimiento de sí mismo
  • La vuelta al mundo ordinario del principio, donde el héroe tiene éxito o fracasa
  • La utilización del tesoro, que permite transformar el mundo como él se ha transformado.

Pero en realidad consta de 12 pasos, en los que hay una formación con un mentor, miedos e indecisión, desarrollo de nuevos recursos personales… Es un patrón muy utilizado en historias mitológicas de Grecia, África o Polinesia.

Pero, ¿es eso lo que falta en las distopías?, ¿los héroes no son suficientemente épicos y mitológicos?

Creo que las grandes victorias que las distopías ya han conseguido es que toda la población mundial esté sensibilizada frente al riesgo de la bomba atómica (Fahrenheit 451), que muchas personas luchen por la protección de datos y la seguridad de la red internet (1984), que las feministas lo utilicen como disfraz para mediatizar las manifestaciones pacíficas en defensa de los derechos de las mujeres (El cuento de la criada), que se mantenga bajo control la manipulación de los genes (Un mundo feliz), etc. Da igual que la historia tenga el viaje del héroe o no, consigue crear malestar para hacernos pensar, e incluso reaccionar.

Boicot manifestaciones

Por eso no creo que el viaje del héroe sea siempre necesario, por supuesto que algunas historias se prestan a seguir este patrón, y si están bien construidas, ¿por qué no? Pero no lo exigamos en todas las historias distópicas.

4. Que las distopías tengan un final feliz

Volvemos a la misma pregunta de antes, ¿necesitamos más distopías con final feliz para que nos motiven a buscar soluciones a los problemas de nuestra realidad?

La indefensión aprendida aparece tras experiencias en las que no se consigue ningún resultado, incluso habiendo tratado de buscar soluciones. Según la teoría, vivir (y leer) sobre experiencias que terminan bien puede evitar que entremos en ese estado de pasividad subjetiva. Si además podemos sentirnos identificados con el protagonista, será más eficaz.

Por lo tanto, otras experiencias de vida pueden “vacunarnos” contra ese problema de indefensión aprendida. Cuando ya has solventado otros obstáculos y otros problemas (paro, duelo, enfermedad…), se puede conseguir afianzar en nuestra personalidad la capacidad de resiliencia. Cuando tu equilibrio entre vida personal y ficción es estable, cuando tienes bases solidas para afrontar la vida sin necesidad de alimentar tu espíritu con historias que terminan bien, no tenemos que preocuparnos de una pequeña lectura un poco difícil, como fue para mí Saramago.

Eso no quiere decir que las distopías deban ser leídas solo por adultos aguerridos, ¡no!. Quiero decir que los escritores deben adaptarse a su público, y nuestras lecturas a nuestro estado de ánimo. Me encanta por ejemplo que las distopías adolescentes se hayan orientado hacia los jóvenes. En general, con menos experiencia de vida, son lectores que necesitan más las historias épicas con finales felices. Démosles esas lecturas, para empezar. 😉

Libro distópico adolescente Los juegos del hambre cyberpunk

Pero ¿eso quiere decir que todos los libros distópicos deben terminar bien? No. Sería como imponer que todos los malos de las películas fueran capturados.


Conclusión, ¿tenemos que seguir leyendo distopías?

Sin ninguna duda, si te gusta este género, sí. Aunque lo primero que hay que hacer es escuchar lo que tienes ganas de leer, no te impongas nada. Busca las distopías «hopepunk» si te place, o simplemente lee otro género literario.

No dejes encambio que la situación que vivimos te frene en la elección de un libro, y menos si es una buena distopía. Al contrario, aprovechemos el confinamiento para leer cuanto más, mejor.

Y sobre todo, tengamos en cuenta que los libros distópicos más interesantes no son los que solo nos hablan de un mundo hostil, son los que nos abren los ojos frente a una sociedad falsamente utópica (cosa que muchos escritores olvidan). Leamos buenas distopías con espíritu crítico para desarrollar nuestra capacidad de análisis. Y aquí me tienes si quieres que analicemos juntos esos libros.

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La foto de de la portada es de Rahul Shah de la parte de Pexels encontrada en Canva, la imagen del hombre mirando por la ventana es de Jose Antonio Gallego Vazquez encontrada en Unsplash, la imagen de Hopepunk es de Stefan Keller y de Utopía de Currens, ambas encontradas en Pixabay, la imagen de las manifestaciones es de Yeo Khee encontrada en Unsplash.

También tengo que citar algunos artículos que me han ayudado en esta documentación sobre hopepunk y utopías:

https://www.libros-prohibidos.com/hopepunk-corriente-prueba-definiciones/ de Laura S. Maquilón.

https://ebentancour.com/sonar-de-otro-modo-kirinyaga-teoria-y-practica-de-la-utopia de Esteban Bentancour.

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