Este ensayo francés «L’homme nu» (El hombre desnudo. La dictadura invisible del mundo digital) de Marc Dugain y Christophe Labbé merece ser traducido al español, y a muchos otros idiomas, aunque sea complicado para un ensayo conseguir salir de las fronteras de su país de origen. Se trata del trabajo de dos periodistas que han documentado mucho su análisis sobre las empresas del big data y el mundo digital. Hacen referencia a múltiples eventos y libros que se pueden corroborar fácilmente. Fue publicado en 2016.
Desde el principio los autores nos dicen que presentan de manera negativa el impacto del mundo digital. Pero no te desanimes, merece la pena leerlo hasta el final. Pocos libros franceses han hecho que personas que no me conocían me dijeran lo fabuloso que era el libro que tenía entre mis manos.
Resumen del ensayo L’homme nu (El hombre desnudo. La dictadura invisible del mundo digital):
Se les llama empresas de big data à Google, Apple, Facebook, Amazon, los gigantes que colectan, a través de Internet, smartphones y objetos conectados, millares de datos de nuestras vidas. Detrás de este espionaje existe un pacto secreto entre las empresas de big data y el aparato de información más temido de nuestro planeta (los servicios secretos). Juntos, están alimentando una entidad de un nuevo género, una potencia mutante que ambiciona ni más ni menos que a reformar la humanidad. Para los big data, la democracia está obsoleta, así como los valores universales. Es una dictadura inédita la que nos amenaza: Big Mother es mucho más terrorífica aún que el Big Brother de 1984.
La dictadura que Orwell imaginó para su libro 1984 de George Orwell se inspiraba de los conocidos modelos de tiranía con su cortejo de brutalidades de principios del siglo XX. Según este ensayo, el mundo de los big data pone al individuo en objetivo de mira, de manera mucho más sutil e indolora.
Big Mother nos dirige hacia un estado de docilidad, de servitud voluntaria, de transparencia, cuyo resultado final será la desaparición de la vida privada y una renuncia irreversible de nuestra libertad. Detrás de sus dulces promesas, la revolución digital ha disparado un proceso de desnudez del individuo para el beneficio de un puñado de multinacionales, la mayoría americanas, las famosas BIG DATA (GAFA, GAMA, y más recientemente GAMAF: Google, Apple, Microsoft, Amazon, Facebook).
Cada capítulo desmembrará los múltiples vínculos y repercusiones que puede tener el mundo digital en nuestras vidas. Desde intentar que una élite consiga ser inmortal, a remplazar más de la mitad de nuestros trabajos por robots, o que podamos ser manipulados en masa. Irá explicando poco a poco cómo la explotación de la red internet por estos grandes grupos nos aísla unos de otros, nos quita nuestro espíritu crítico, nuestra memoria, nos roba nuestros datos y nos convierte en consumidores compulsivos.
Temas sociales principales del ensayo L’homme nu:
En espera de que este libro sea traducido, te dejo mi resumen de los 8 principales mensajes que he retenido sobre lo que es el mundo digital, en cómo nos afecta y qué futuro nos depara, y para terminar con algunos consejos frente a esta revolución que el ensayo L’homme nu da. Aunque parezca largo, te aseguro que merece la pena.
1. DATA = El nuevo petróleo
La colecta y el tratamiento de datos de todo tipo van a condicionar el siglo que viene. Jamás en la historia de la humanidad habremos tenido acceso a tal producción de informaciones. Se trata de una revolución comparable a la que provocó el petróleo en el dominio de la energía a principios del siglo XX.
El mundo digital habrá dado luz a una hyper-oligarquía. 90% de la masa de los data ha sido creada estos últimos años. Los datos acumulados al día de hoy por esas grandes empresas les ponen fuera de peligro de cualquier otra empresa competidora. De hecho, Google, rebautizada Alphabet, es la empresa más grande del mundo.
El refinado se realiza gracias a algoritmos sofisticados, un tratamiento de la información posible gracias a una memoria informática exponencial y a procesadores cada vez más potentes.
Los big data han construido su poder en detrimento de los individuos. Justo lo inverso de lo que pretenden. El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, ha explicado a los 31 millones de internautas que le siguen en la red social su flechazo por el libro «El fin del poder» de Moisés Naím. Un ensayo donde Naím describe como el mundo cambia para dar más poder a los individuos a expensas de los grandes actores como el gobierno o el ejército.
Para la mayoría de las empresas de la Silicon Valley, el Estado en su forma actual es el obstáculo a vencer. Su miedo, no es Big Brother, sino Big Father.
2. BIG DATA = La profecía de platón, visión sesgada de la realidad, aislamiento.
«La realidad es una ilusión. La realidad no es lo que existe, sino lo que nuestro cerebro graba»
Coordinador Oculus en 2015 (proyecto de casco de realidad virtual desarrollado por Facebook).
Al día de hoy, un internauta no ve los mismos resultados de búsqueda que otro. No ve tampoco la misma publicidad, ni los mismos artículos en un portal de información, no dispone de las mismas ofertas comerciales que su vecino. Proponiéndole únicamente artículos, videos o sitios que reflejan supuestamente sus gustos, los algoritmos podrían estar encerrándolo en un embudo.
Sin embargo, se ha demostrado que los internautas se fían más de la información que encuentran en internet que de la que circula por la televisión o la prensa escrita.
Hipnotizados por las redes sociales, por esos supuestos amigos, fantasmas digitales, tenderemos cada vez más a encerrarnos en nosotros mismos. ¡Nunca tan conectados, nunca tan solos!
En Japón, se observa desde hace algunos años la aparición de una nueva patología social. Adolescentes y jóvenes adultos que se encierran en sus casas, conectados en permanencia con el ordenador, y que son llamados los hikikomori (los atrincherados). Aquí dejo el enlace de un artículo que he leído para corroborar esta información del ensayo L’homme nu.
El hombre es sobre todo un animal social. Su fuerza es el grupo. Pero la solidaridad, este elemento constitutivo de la humanidad, desaparece bajo los maltratos de un individualismo indignado fortalecido por las empresas del big data que se apoyan en los sesgos cognitivos de nuestro cerebro. Este libro no habla mucho de esos sesgos cognitivos, pero es lo que está detrás del razonamiento. Hablé de ellos en la reseña de Fahrenheit 451 y del ensayo Nuestra mente nos engaña.
3. Terrorrismo y pérdida de la intimidad: el pacto entre big data y gobiernos, riesgo para la democracia.
Desde que Snowden ha levantado una esquina del velo, la administración americana intenta por todos los medios que la colaboración entre las empresas del big data y el Estado sea aceptable del punto de vista del público. Desde febrero de 2015, una agencia, la Cybersecurity and Communications Integration Center coordina los datos que se comparten entre las empresas tecnológicas y los servicios de información americanas.
Esta fusión de gobierno y empresas comerciales del big data augura una forma de gobierno mundial no elegido, y ese único hecho constituye una amenaza para la democracia. Este riesgo esta muy bien explicado en el segundo ensayo de Yuval Noah Harari: Homo Deus y en este video de Yuval Noah Harari.
¿Es la única forma de ser honesto? ¿Estar vigilado 24/24? Eric Schmidt (presidente del consejo de Administración de Google) dijo: «Si no tienes nada que ocultar, por qué temer que sepamos todo sobre ti». Podría ser el eslogan del golpe de Estado mundial que ha decretado la abolición de la vida privada.
Hemos ido más lejos que 1984 de George Orwell.
La NSA acaba de poner a punto una nueva técnica: contact chaining. Permite establecer, a partir de datos de teléfonos como la geolocalización, la hora y duración de la conexión, los perfiles psicológicos de los usuarios, de deducir sus hábitos, sus convicciones filosóficas, religiosas o de origen étnico.
La transparencia que evoca Eric Schmidt es en realidad un cristal teñido: «la capacidad de vigilar hasta el mínimo gesto de los demás, ocultando los suyos, es la forma más alta del poder».
Lo que es curioso es que tengamos ese gran sentimiento de inseguridad, cuando el mundo en general nunca ha estado tan seguro.
4. Los objetos conectados nos hacen ser el producto
El mercado de la “e-Salud” se estima a 10 billones de dólares, la mitad del PIB americano. Por ejemplo, las aseguradoras anuncian bonus a los asegurados que acepten colaborar en su propio interés. La tarifa se ajustaría cada mes en función del balance de salud que se le comunicara a la aseguradora.
Con los objetos inteligentes que estigmatizan a los malos ciudadanos (los que no se preocupan de su salud y que cuestan a la comunidad), se pierde poco a poco la idea de que la salud es un asunto puramente individual. Y las grandes empresas se lanzan en el negocio del «coaching salud».
Los objetos conectados van a imponer a todo el planeta la normalización disciplinaria que tanto temía el filósofo francés Michel Foucault. Consiste en hacer que la gente y sus actos sean conformes a un modelo. Por la culpabilidad o el miedo de no estar en la norma, cada uno se vuelve su proprio censurador.
Mañana el hombre podría ser un objeto. Tendríamos un tatuaje electrónico que mediría nuestra temperatura, la frecuencia cardiaca, la tasa de glóbulos blancos o la presión arterial. Ese sería el símbolo de la última alienación. Llevar en su piel la marca de los big data.
En 2014, una artista de Brooklyn hizo una experiencia para sensibilizar sobre la protección de datos privados. Aquí te dejo un artículo que habla de ello. 380 neoyorquinos dieron su nombre, dirección, huellas dactilares y número de la seguridad social a cambio de un ¡cookie!
5. BIG DATA: efectos sobre la salud y pérdida de la humanidad.
Los expertos han hecho frente común para pedir alejar a los niños de las tabletas. Han comprobado que aumentan los problemas de atención, retarda el habla, dificulta la construcción del principio de causalidad y la noción del tiempo, altera el desarrollo de la motricidad global, y afecta a la socialización adaptada.
Pero no solo los niños se ven afectados. Los adultos perdemos nuestra capacidad de concentrarnos, de pensar. Poco a poco, la lectura profunda se pierde.
El hombre está desorientado, en el tiempo, pero también en el espacio. Utilizamos cada vez más los GPS de nuestros teléfonos para orientarnos. A medida que delegamos tareas, nuestro cerebro desaprende. También ocurre con nuestra memoria, cada vez más externalizada.
Nuestro sistema nervioso es 4 millones más lento que las redes del mundo digital. Como dice Larry Page, cofundador de Google: «El cerebro humano es un ordenador obsoleto que necesita un procesador más rápido y una memoria más grande».
Con internet estamos en la época de la multitarea, pero los neurólogos dicen que con más de tres tareas nuestro cerebro patina y acumula errores. La mala conexión provoca una sobrecarga cognitiva.
La competición con los ordenadores acelera nuestro ritmo de trabajo: todo es urgente, todo es prioritario. El error humano es cada vez menos tolerado. Frente a ese flujo de información ininterrumpido, necesitamos luchar por el derecho a la desconexión profesional (Bruno Mettling, director general de Orange, septiembre 2015).
6. BIG DATA y manipulación de masa
Facebook hizo una experiencia en enero 2012 sobre más de 600.000 cuentas. Aquí te dejo un artículo que habla de ella. Se comprobó que los big data a través de las redes sociales pueden influenciar el estado emocional de la población.
Facebook invirtió enseguida en algoritmos de aprendizaje profundo. Anticipar nuestros deseos, más que Big Brother, sería una Big Mother. Una madre que busca nuestra felicidad e infantiliza una dictadura dulce donde el control de los individuos se hace no contra su voluntad, si no con su consentimiento tácito.
Es este mundo digital, los programas nos dicen qué debemos leer, qué música escuchar, qué películas ver, qué comer y a qué sitio. Alimentan nuestro estado de impaciencia. Bajo la droga del cada vez más deprisa nos perdemos a nosotros mismos. Estamos lejos de la filosofía griega antigua en la que la felicidad consistía en el perfeccionamiento de sí mismo.
Los algoritmos favorecen nuestra pereza intelectual y atrofian nuestra curiosidad. Pero nuestro cerebro busca shoots emocionales.
Esa ocupación permanente que busca nuestro cerebro es alimentada por las industrias: de la pornografía (25% de búsquedas en internet y 12% de la Web) y del videojuego (que aumenta cada año 6,7%). Aunque el ensayo L’homme nu no lo cita, yo me atrevo a añadir la industria de las series.
El mundo digital consigue que se consuma de manera compulsiva. Anticipando cada vez más nuestras expectativas de consumidor, saturándonos de pornografía o distrayéndonos con videojuegos u otras ficciones, los maestros de la big data anestesian nuestro espíritu crítico.
Como decía el escritor Dostoïevski en «Los hermanos Karamazov»:
«Pondrán su libertad a nuestros pies y nos dirán: hagan de nosotros esclavos, pero aliméntenos».
7. El futuro que crean las empresas del BIG DATA
7.1. Predecir el comportamiento humano para evitar amenazas – la seguridad control:
«El futuro es una ecuación» dice Nate Silver, el genio americano del análisis predictivo que ha trabajado para Barack Obama en su carrera a la Casa Blanca. Los comportamientos humanos son la mayoría de veces predeterminados y por lo tanto, previsibles.
G. Busch ha lanzado en su programa antiterrorista un proyecto informático llamado FAST (Future Attribute Screening Technology) que consiste en analizar el comportamiento humano, su lenguaje corporal, y sus particularidades fisiológicas. En Niza ya hay 915 cámaras. La Comisión Europea lanzó en 2011 Indect, un proyecto para desarrollar soluciones y útiles de detección de amenazas.
Los militares trabajan en una armadura biónica cargada de nanotecnología, tal y como dijo Barack Obama el 25 de febrero de 2014: “estamos tratando de construir Iron Man”. Desde la publicación del ensayo L’homme nu en 2016, la armadura está siendo probada en vuelo.
7.2. Predecir la degradación de nuestro estado de salud – la inmortalidad:
Google ha anunciado en julio 2014: “Google quiere la eutanasia de la muerte” y ha creado la firma California Life Company que quiere prolongar en 20 años la esperanza de vida de aquí a 2035. Ha equipado captores en 10.000 voluntarios a los que previamente había registrado su genoma. Y ha firmado acuerdos con Biogen (el gigante americano de la biotecnología).
Lo más sorprendente, por el secretismo que lo rodea, es la creación del Google X LAb, el laboratorio de la firma donde biólogos, médicos, expertos en genética trabajan para perfilar el humano de mañana. La e-Salud es el dorado que consistirá en algoritmos que dispondrán del diagnóstico y del tratamiento de las enfermedades.
En 2012, Ray Kurzweil, considerado uno de los más brillantes científicos en inteligencia artificial, fue contratado por Google X Lab para coordinar la investigación sobre las redes neuronales artificiales que imitan el funcionamiento del cerebro humano.
Estarían también trabajando en sustancias para estimular nuestro cerebro para mejorar nuestra capacidad de aprendizaje y aumentar la velocidad de reacción, e incluso gestionar las emociones.
7.3. La robótica y la inteligencia artificial – El paro social:
La inteligencia artificial con algoritmos evolutivos va a cambiar nuestras vidas mucho más de lo que lo ha hecho internet instaurando el mundo digital. El riesgo es que esos programas evolutivos puedan ir más rápido que la comprensión humana de su evolución.
La robótica está ya en competición con el hombre para las tareas repetitivas. Pero con la inteligencia artificial se estima que de aquí a 20 años 47% de empleos en Estados Unidos podrían ser confiados a máquinas inteligentes.
Ya no se trata de destrucción creativa donde el progreso tecnológico destruye puestos obsoletos para recrear otros más innovadores e interesantes. Si no más bien de disrupción creativa como la desaparición de Kodak y el aumento de Instagram. Sectores de actividad como la industria musical, video y dentro de poco la edición se han casi desintegrado con la llegada del mundo digital.
Los big data creen que sólo subsistirán las tareas de alto valor creativo o de contacto humano. 20% de la sociedad. Y que habrá que dar un salario social a los 80% restantes, para callar el sentimiento de injusticia.
Los algoritmos y las maquinas inteligentes habrán permitido fantásticas ganancias de productividad.
8. Qué hacer para evitar ese futuro:
La comunidad de hackers ha sido la primera en rechazar el modelo intrusivo y opaco de las empresas del big data:
- creando programas open source que permiten compartir gratis sin utilizar el modelo de Microsoft, Apple…
- difundiendo en la red técnicas de encriptación y programas de anonimato (ejemplo TOR) capaces de atravesar los sistemas de vigilancia
Los gigantes del Net intentan diabolizar los piratas informáticos metiendo en el mismo saco los crackers, una especie de hooligans virtuales; los phreakers o los carders, animados por el gusto al lucro y que piratean para revender; con los hackers civilizados que pretenden ayudar a los alertadores. Sobre todo cuando los medios de comunicación tradicionales están cada vez más controlados y tienen más dificultades para difundir informaciones.
El libro aconseja defender lo siguiente, que he puesto en forma de lista de derechos que tenemos que reclamar. Derecho…:
- al anonimato y a la protección de datos.
- a la deconexión: solo para poder saber quienes somos, para construirnos.
- al error: el humano es imprevisible, es imperfecto. La vuelta a la filosofía griega: espíritu crítico, el debate intelectual, aprendizaje constante.
- a saber el porqué de las cosas: para luchar contra el solucionismo impuesto por las máquinas.
- a ser diferente: para luchar contra la uniformización de la humanidad.
Los autores aconsejan crear redes sociales de proximidad, micro comunidades que federan un inmueble, un barrio, un grupo de casas, para debatir, para tener espacios de solidaridad. Digamos que nos recomiendan resucitar el espíritu de la ciudad griega.
La resistencia consistirá en proteger la sensibilidad, la intuición, la inteligencia caótica. Para preservar nuestra parte de humanidad, y no vivir desnudos, con el falso sentimiento de emancipación que provoca la desnudez.
No serán las empresas del big data quienes nos devolverán nuestra libertad. En cambio, podemos estar seguros de que convencerán a la humanidad de que esa libertad no es necesaria.
Conclusión:
El ensayo L’homme nu podría enriquecerse con los acontecimientos recientes sobre la guerra de la 5G, los impuestos de las empresas del big data en Francia, y la polémica sobre las cuentas Fake creadas en Facebook para favorecer la difusión de ideas políticas y sondeos de opinión. Quizas una segunda parte irá más lejos en el análisis de otros temas sociales como los impactos geopolíticos, económicos e incluso ecológicos de este mundo digital.
Por todo lo antes dicho, creo que este ensayo L’homme nu debería ser lectura obligatoria para los jóvenes y los menos jóvenes. Ayuda a concienciarnos sobre los riesgos del mundo digital, a hacernos apreciar la importancia de nuestros datos personales y a recordarnos la importancia de la solidaridad y el debate. Creo que también permite darse cuenta del retraso que Europa tiene sobre esta nueva economía del big data frente a Estados Unidos.
Lo que recomiendo tras leer este artículo es seguir con la lectura del ensayo Sapiens de Yuval Noah Harari que confirma mucho el análisis de los periodistas de L’homme nu, pero es un poco más esperanzador.
Pero si entiendes la lengua francesa, te recomiendo leer este libro entero, ya que tiene muchas referencias y muchas más informaciones interesantes que yo no he citado.
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Si lees en francés, no tardes en leer el ensayo «L’Homme nu» de Marc Dugain y Christophe Labbé.
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